Aquí están, mis robiols.
Si hay algo que me gusta es aprender a hacer las recetas mallorquinas más típicas.
A pesar de mi apellido paterno, Llabrés exlusivamente mallorquín , el materno, Esquilas, es el que me ha enseñado el paso a paso de la cocina. En casa comemos platos belgas (de cuando vivimos en Bélgica), madrileños, y menorquines (lo que mi abuela paterna le enseño a mi madre) pero la cocina mallorquina de mi madre es limitada.
Mi suegra, aunque mallorquina no es muy cocinera, salvo para sus deliciosos turrones navideños y sus crespells así que lo que es puramente cocina mallorquina lo voy aprendiendo de unos y de otros.
En este caso los robiols son de Antonia Llabrés, amiga y compañera de trabajo que no familiar, y es que, como ella dice, hace pocas cosas en la cocina pero lo que hace es sobresaliente...bueno, esto lo digo yo, ella es mas cauta y dice que le salen bien los robiols....jajajajja
Después de un primer intento con la thermomix (quedaron como chicle) Antonia decidió darme una lección magistral sobre el tratado de la masa de robiols.
Dejó en mis manos el primer intento que se fue directamente a la basura.
El segundo lo hizo ella con sus manitas y yo miré como lo hacía, el resultado fue excelente. Son robiols que se funden en la boca, parecen milhojas.
Para la ocasión los rellenamos de una confitura de albaricoque que se hace expresamente para robiols y otra de fresas que hice yo para la ocasión.
Hoy he repetido y esta vez los he rellenado de crema pastelera y requesón.....han salido de película así que ahí va la receta